miércoles, julio 12, 2006



ESTÁ LLOVIENDO DE PUTA MADRE!

Ya lleva dos días sin parar y es algo que te cansa. Además, desde hace varios días que llueve esporádicamente y en el sur (de Chile) el cuento está peor.
Me recuerdo de un cuento que escribí cuando tenía como 14 años (uf, hace ratito, el año 83, creo), se trataba de un planeta donde llovía las 24 horas del día, en realidad estaba inspirado en un cuento de Ray Bradbury, me parece que del libro "El hombre ilustrado".
La lluvia jamás cesaba y soñaban con llegar a un país soleado (como siempre, alcanzar el final del arcoiris!), sus cabezas se perforaban de tanto repiquetear de las gotas, todo estaba cubierto de malezas y vegetación, todo húmedo y completamente inundado o putrefacto. Voy a traspasarlo al pc y tal vez lo publique aquí...
Al menos esos exploradores usaban cascos y trajes especiales; seguramente los del maestro Bradbury también, aunque casi no recuerdo, tendré que releer su cuento y ver qué tan parecido es el mío, jaja...
En cambio, en la periferia de Santiago, en las poblaciones marginales de Chile, o los mendigos de cualquier lugar del mundo, en el mejor de los casos cuentan con trozos de plástico para protegerse de la lluvia, sus palafitos de madera o pajas se los lleva el viento o la corriente de algún río desbocado.
Es hermoso mirar la lluvia a través de los cristales de una casa calefaccionada, a través de los ventanales de alguna tienda comercial o un mall, mirar en vivo y en directo (en tiempo real), como los caudales arrastran una ciudad entera o un par de cabañitas a la orilla de algún río del cual pronto olvidaremos su nombre. Tal vez el próximo verano circularemos por ahí y observaremos una animita o la marca de alguna cruz olvidada.
La lluvia es nostalgia, pero también puede ser muerte; es alegría de caminar bajo las gotas y besarse cobijados por un paraguas, como puede ser señal de destrucción o de enfermedades terribles. La realidad no conoce de poemas, somos los poetas los que debemos hacerlos relucir, sin olvidarse de aquellos que sufren con esas metáforas. Sin olvidar que solamente unos cuantos pueden gozar de chimeneas y chocolate caliente mientras ven caer las gotas de lluvia o la escuchan sobre sus tejados perfectamente acondicionados.
El chorro de agua arrastrado por algún Ferrari, empapa en este preciso momento a un niño descalzo que vende calugas en la calle, cubriéndolas con una bolsa de plástico para que sus padres no le revienten la cara a golpes por llegar a casa sin nada. La violencia que recibe el pequeño es la misma que reciben ellos del sistema por verse imposibilitados de comprar un litro de combustible para entibiar su casa, mientras los "indicadores macroeconómicos" nos dicen que vamos camino a ser una "nación desarrollada".
En la tarde me subí a una micro amarilla repleta de goteras y no me pareció digna de una nación que va rumbo al "primer mundo", tampoco los niños que subieron a vender golosinas.
La rabia siempre se acumula y siempre resulta peligrosa, como un torrente que desborda todas sus represas, ojo con esto. Los que quieran rezar que recen, los que quieran luchar que luchen, los que quieran escuchar que escuchen.
Imagen: Paisaje Interno, acrílico de Carlos Vásquez.
"Llueve para todos, pero no todos se mojan, como decía antes el viejo refrán."

2 Comments:

At 8:15 p. m., Blogger Jugada said...

Toda la razon unos la disfrutan y otros se las sufren toda como siempre digo no hay justicia y como siempre me dicen y quien te te dijo que la vida era justa.
un beso grande y lee el libro denuevo.

 
At 12:19 p. m., Blogger mfkarlos said...

Hola! el cuento al que aludes de Ray Bradbury sale en la recopilación El Hombre Ilustrado,que debe ser uno de los mejores libros de Bradbury. También hay una novela del escritor chileno de ciencia ficción Hugo Correa sobre unos astronautas en un planeta de lluvia eterna, pero no lo he leído así que no puedo comentarlo.

Recuerdo haber leído tu cuento hace MUCHOS AÑOS, y me gustaría releerlo.

 

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