lunes, octubre 05, 2009

QUE POEMAS NUEVOS FUISTE A BUSCAR...GRANDE NEGRA QUERIDA!!

MERCEDES SOSA.











Ayer domingo 4 de octubre dejó de cantar para siempre en los escenarios Mercedes Sosa. Otros coros le acompañarán ahora
y sobretodo el coro de las miles de voces de toda latinoamércica, de todo el mundo.
Sosa, nacida en San Miguel de Tucumán (noroeste) en 1935, fue la cantante folclórica más reconocida y premiada de Argentina. Firme defensora de los derechos humanos, fue censurada por la dictadura militar argentina (1976-1983) y se exilió en Europa, donde prosiguió con su trabajo con grandes figuras iberoamericanas de la canción. Su último trabajo, "Cantora", con la participación de algunos de los más reconocidos cantantes de España y América Latina, se convirtió este año en un éxito de ventas en Argentina.
La "Negra", como se le conocía con gran cariño, arrastraba graves problemas de salud durante los últimos años y el pasado 18 de septiembre entró en el hospital. Estaba en coma desde el pasado jueves 1 de octubre y con respiración asistida. Su legado y su aporte a la canción latinoamericana son inconmensurables, tanto como su voz, su entrega, su lucha y su vida dedicada a la defensa del folclore, la música y el arte en todas sus expresiones y el mensaje profundo de todas esas formas que buscan sacar a flotar el arte y el sentir popular.
Sin duda se nos va hacia otros mares la Negra, pero las caracolas le acompañaran, como a Alfonsina Storni en una de sus más sentidas canciones de los autores Felix Luna y Ariel Ramírez.


Alfonsina y el Mar


Por la blanda que lame el mar
tu pequeña huella no vuelve más,
un sendero sólo de pena y silencio llegó
hasta el agua profunda.

Un sendero sólo de penas mudas llegó
hasta la espuma.

Sabe Dios qué angustia te acompañó,
qué dolores viejos calló tu voz,
para recostarte arrullada en el canto de las
caracolas marinas.
La canción que canta en el fondo oscuro del mar
las caracolas.

Te vas, Alfonsina, con tu soledad.
¿Qué poemas nuevos fuiste a buscar?
Y una voz antigua de viento y de sal
te requiebra el alma, y la está llevando,
y te vas hacia allá como en sueños,
dormida, Alfonsina, vestida de mar.

Cinco sirenitas te llevarán
por caminos de algas y de coral,
y fosforescentes caballos marinos harán
una ronda a tu lado,
y los habitantes del agua van a jugar
pronto a tu lado.

Bájame la lámpara un poco más,
déjame que duerma, nodriza, en paz,
y si llama él no le digas que estoy, dile que
Alfonsina no vuelve.
Y si llama él no le digas nunca que estoy,
di que me he ido.

Te vas, Alfonsina...


René Acevedo, 5 de octubre de 2009.