miércoles, septiembre 23, 2009

ENTRADA A LA MADERA

Acá van estos versos de Neruda, a 36 años de su triste pero multiplicadora muerte. La primera vez que llegaron a mí y pude comprenderlos era sólo un adolescente de 14 años y quería ser como él, con más pelos sí y sin sombrero, con mucha más osadía y desvergonzura que la que acarreo ahora.
Han pasado 36 años desde que murío nuestro Pablo, entre bayonetas y bandos dictatoriales. No lo mataron con balas ni le cortaron las manos, no le arrancaron los ojos ni la lengua como a otros tantos que cayeron al mar, pero le amputaron el alma frente a su playa querida y eso ya fue suficiente para despedirse al viento.








ENTRADA A LA MADERA


Con mi razón apenas, con mis dedos,
con lentas aguas lentas inundadas,
caigo al imperio de los nomeolvides,
a una tenaz atmósfera de luto,
a una olvidada sala decaída,
a un racimo de tréboles amargos.

Caigo en la sombra, en medio
de destruidas cosas,
y miro arañas, y apaciento bosques
de secretas maderas inconclusas,
y ando entre húmedas fibras arrancadas
al vivo ser de substancia y silencio.

Dulce materia, oh rosa de alas secas,
en mi hundimiento tus pétalos
subo con pies pesados de roja fatiga,
y en tu catedral dura me arrodillo
golpeándome los labios con un ángel.

Es que soy yo ante tu color de mundo,
ante tus pálidas espadas muertas,
ante tus corazones reunidos,
ante tu silenciosa multitud.

Soy yo ante tu ola de olores muriendo,
envueltos en otoño y resistencia:
soy yo emprendiendo un viaje funerario
entre sus cicatrices amarillas:

soy yo con mis lamentos sin origen,
sin alimentos, desvelado, solo,
entrando oscurecidos corredores,
llegando a tu materia misteriosa.

Veo moverse tus corrientes secas,
veo crecer manos interrumpidas,
oigo tus vegetales oceánicos
crujir de noche y furia sacudidos,
y siento morir hojas hacia adentro,
incorporando materiales verdes
a tu inmovilidad desamparada.

Poros, vetas, círculos de dulzura,
peso, temperatura silenciosa,
flechas pegadas a tu alma caída,
seres dormidos en tu boca espesa,
polvo de dulce pulpa consumida,
ceniza llena de apagadas almas,
venid a mí, a mi sueño sin medida,
caed en mi alcoba en que la noche cae
y cae sin cesar como agua rota,
y a vuestra vida, a vuestra muerte asidme,
a vuestros materiales sometidos,
a vuestras muertas palomas neutrales,
y hagamos fuego, y silencio, y sonido,
y ardamos, y callemos, y campanas.

Pablo Neruda, Residencia en la Tierra, Madrid, 1935.

lunes, septiembre 21, 2009

INTROITO CON “SUMO” COMO MUSICA DE FONDO

INTROITO CON “SUMO” COMO MUSICA DE FONDO

(Finde con una mujer en el crepúsculo de lo que pudo ser alguna vez algún amor).















Fuimos a encerrarnos en la pieza, quizás por última vez. Tú comentabas de la alfombra nueva, del velador, de lo costosa de la mudanza. Yo te miraba y te acariciaba un poco más las manos, después me quedé ensimismado con tu pelo; jugueteaba con tus prendedores y el tirante de la blusa. Nos quedamos mirando los libros de la repisa, repasando los títulos como si fuesen citas de algún antiguo y lejano testamento clerical. El espejo de la habitación nos devolvió la sonrisa expectante, multiplicó la cercanía de los cuerpos, se empañó un poco con la sensación de calor e ingravidez, como si palideciera o se sonrojara quizás por lo que pronto iba a presenciar.

Te llevaste el vaso a la boca y me lo ofreciste después, seguramente para asegurarte de tener el mismo sabor en la boca-beso que se aproximaba... (en algún momento hay una escena que falta, quizás la cinta o el dvd son los responsables)…, pero el punto es que el beso se hizo de nuevo entre tus labios, entre tus pechos y circundando tus pezones, les supliqué que me entregasen su néctar entre gemidos y traqueteos de la lluvia en la techumbre. Me entorpecí con la blusa que tú terminaste de sacar sobre mi cabeza, que en ese momento se dirigía a tu entrepierna húmeda; primero suplicante, luego soberano, con las manos estrechando tu cuerpo y acercándolo al placer de la reyerta.

Arranqué tus calzones ante la imposibilidad de hacerlos descender en la estrechez de la cama, esperando tu reprobación o alguna risita cómplice, pero sólo te limitaste a pilotarme con ambas manos como si se tratara de una operación de complicada cirugía, llevando al improvisado doctor por la senda correcta, señalizando el gusto, la profundidad y la secuencia apropiados.

Pronto encontramos el ritmo y la cadencia, la sincronización perfecta para el baile interminable, la escusa sublime de todos los poetas para describir los cráteres de la luna, de los pintores para ilustrarla, de los pianistas para un acalorado Nocturno de Chopin.

La lividez de nuestros cuerpos frente a la llama del gas, la intensidad y la furia de los embistes, fueron dibujando la coreografía aprendida por generaciones; desde los cuencos y el tambor, las pinturas de guerra y el tótem antropomórfico, transmitida por médicos brujos, ceremonias de iniciación y abuelos de cuentos picarescos, hasta las películas de Tinto Brass y los relatos de porno-shop.

La proyección de nuestras sombras, en el centelleo azul de la vela encendida a los pies de una repisa de madera, le dio un poco más de atmósfera al primer orgasmo; el aroma del incienso mezclado con las feromonas y algún perfume barato, nos invitó a continuar en la tarea acometida con júbilo y desenfreno, a pesar de que las fuerzas decayeran, intentando eternizar ese momento efímero que dura unas cuantas contorsiones entre quinientos siglos.

Los tres intentos fallidos por tumbarte al suelo en la siguiente expedición, me comunicaron que no querías ser mi temporal esclava en esta oportunidad ni darme tu espalda para embestirla cada vez más húmeda y acalorada, así que preferí dejar que siguieras dirigiéndome desde lo alto, señalando el camino como Amazona indómita, convirtiéndome en tu vasallo y portador de las buenas nuevas de tu regencia, frenéticamente iluminada para salir por fin de la confusión y las tinieblas.

Me quedé mirándote, galopando suave sobre mí, como si el mundo se hubiese detenido allá afuera, como si todos se hubiesen marchado a buscar naves espaciales para viajar a otro mundo cual se predecía en “Crónicas Marcianas”, con un Ray Bradbury anunciando que vendrían lluvias suaves, o tal vez sólo éramos el último hombre y la última mujer sobre la tierra, el último polvo y la última vida, sin las más puta intención de dejar algún legado o alguna pista, una carta o piedra roseta, algún libro, un poema, un árbol o un hijo desconocido.

Te tendiste luego sobre la cama, sonreíste, me regalaste un beso y encendiste tu cigarrillo. El humo cruzó sobre mi cabeza y se elevó hasta el techo. Cerré los ojos e imaginé que se dibujaba un corazón…


René Acevedo M., septiembre de 2009.


“No sé lo que quiero, pero lo quiero ya
si yo fuera tu esclavo te pediría más.
No sé lo que quiero, pero lo quiero ya,
si fuera tu esclavo te pediría más.”
Luca Prodan, Sumo, Lo Quiero Ya.


Pintura: "Amantes 35" Acrilico / Lienzo 60x70 cm.
Nicoletta Tomas Caravia, Madrid, España (autodidacta).


viernes, septiembre 11, 2009

73-2003

73 - 2003













Treinta años ha
treinta años
y sin embargo, los viejos
susurran los hechos cabizbajos
el temor duele más de un siglo
lo incendian las barricadas
a lo lejos
religiosamente rojas o amarillas
el humo
oscurece las últimas soledades

discursos llamarán tu nombre
nuevamente, Salvador
aquí en la tierra
como en el viento
el aire, el fuego, los metales
vislumbraremos la mueca
y los lamentos oportunistas
ahora franqueados por sus prebendas
y bolsillos con 30 monedas


las balas surcando, los rockets, los aeroplanos
el silbido del tiempo
desmoronando un sueño
mil pancartas
reivindicandolo, con furia, con fuerza, con alegría
rebeldes
señeras

tu ejemplo
se multiplicará en el tiempo
dibujando el alma de Balmaceda
de Rodriguez, de Recabarren

y tu sangre
desbordará las calles
permanecerá
dispuesta a sacudir esas anchas alamedas
prostituidas
y seguirá entibiando
el corazón de Chile
y mancillando eternum
el orgullo rancio de los generales
y su silencio espureo...



René Acevedo, sept. 2003. Hoy ya son 36 años.

martes, septiembre 08, 2009

¿Qué soñarán los muertos allá abajo?

¿Qué soñarán los muertos allá abajo?

















I

Que soñarán los muertos allá abajo?
Como reposarán tranquilos en suelos tan inquietos?
Muertos y bien muertos para que en paz descansen, dijo alguien.
Yo no lo creo. No se aburrirán de su eterna obscuridad?
Nos extrañarán desde el polvo y el cosmos?
Se condensarán en vapor de frío para visitarnos?

Que soñarán los ángeles allá arriba?
Se evaporarán sus sueños entre las nubes?
Sus ojos serán siempre un reflejo de luz?
No se aburrirán de su carácter permanente y universal?
Nos extrañarán desde la perfección y la constancia?
Se convertirán en lluvia para visitarnos sin asfixiarse?

¿Soñarán despiertos como nosotros
Ángeles y Muertos desde el Todo?
Estarán solos o juntos; tendrán identidad?
Escucharán otras músicas grandiosas?
Como fluirán entre árboles y pájaros;
desde los astros, las rocas, el mar y la tierra?
Como atravesarán el umbral?

Nos cruzaremos en ese espacio no real,
del mundo de los sueños o de los oráculos?
(la cuarta dimensión)
Como saber si nos han enviado algún decreto supremo?
Sabrán que todo es puro Evanescence?
Y no querrán flagelar ese anhelo misterioso
que nos mantiene vivos?

Ángeles de la esencia divina
Muertos en paz descansen
El día del juicio final nos veremos
Gracias por callar;
Y por mientras dejarnos soñar.



II

Nada somos
Nada sabemos
En el amor nada se es
Solo existe el “aquí y el ahora”
Y que somos efímeros e inconstantes.

“Solo se sabe como se come y como se bebe”
dice un viejo proverbio confuciano.
“Tampoco debemos preocuparnos mucho,
que nadie saldrá vivo de acá”
dijo alguien..

y sin embargo
Qué sería de una vida sin sueños?
Qué seríamos sin esa llama palpitante
En cualquier forma de existencia
Solo para seguir siendo...

Michelle Valencia.

Pintura:
"Justice and Divine Vengeance Pursuing Crime" (1808) by Pierre-Paul Prud`hon

Visita: http://www.poetasanonimos.cl

lunes, septiembre 07, 2009

CAPITULO 7, RAYUELA.

CAPITULO 7.









Toco tu boca, con un dedo todo el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.

Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos, donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.

Julio Cortazar, Rayuela.

domingo, septiembre 06, 2009

DISCURSO DE SALVADOR ALLENDE EN EL BALCON DE LA FECH, CON MOTIVO DEL TRIUNFO DE LA UP (05-9-1970)

DISCURSO DE SALVADOR ALLENDE EN EL BALCON DE LA FECH,
CON MOTIVO DEL TRIUNFO DE LA UP (05-9-1970)
















El 5 de septiembre de 1970 yo acababa de cumplir 1 año de vida. No teníamos tele, ni computador (en ese tiempo eran del porte de una casa), ni telefono ni menos facebook, pero todos teniamos la esperanza de una primavera distinta que pronto sería ultrajada por las bayonetas y los hawker hunters.
Mis viejos no fueron al centro a celebrar porque no se metían en política, y yo obviamente solo no podia ir...jajaja, tal vez con un bolso de pañales y una mamadera hubiera sido distinto, en fin.
Este es el dicurso que pronunció Allende en el balcón de la Fech, hace ya 39 años:


"Con profunda emoción les hablo desde esta improvisada tribuna por medio de estos deficientes amplificadores.

¡Qué significativa es, más que las palabras, la presencia del pueblo de Santiago, que interpretando a la inmensa mayoría de los chilenos, se congrega para festejar la victoria que alcanzamos limpiamente, el día de hoy, victoria que abre un camino nuevo para la patria, y cuyo principal actor es el pueblo de Chile aquí congregado! ¡Qué extraordinariamente significativo es que pueda yo dirigirme al pueblo de Chile y al pueblo de Santiago desde la Federación de Estudiantes! Esto posee un valor y un significado muy amplio.

Nunca un candidato triunfante por la voluntad y el sacrificio del pueblo usó una tribuna que tuviera mayor trascendencia. Porque todos lo sabemos. La juventud de la patria fue vanguardia en esta gran batalla, que no fue la lucha de un hombre, sino la lucha de un pueblo; ella es la victoria de Chile, alcanzada limpiamente esta tarde.

Yo les pido a ustedes que comprendan que soy tan sólo un hombre, con todas las flaquezas y debilidades que tiene un hombre, y si pude soportar -porque cumplía una tarea- la derrota de ayer, hoy sin soberbia y sin espíritu de venganza, acepto este triunfo que nada tiene de personal, y que se lo debo a la unidad de los partidos populares, a las fuerzas sociales que han estado junto a nosotros. se lo debo al hombre anónimo y sacrificado de la patria, se lo debo a la humilde mujer de nuestra tierra. Le debo este triunfo al pueblo de Chile, que entrará conmigo a La Moneda el 4 de noviembre.

La victoria alcanzada por ustedes tiene una honda significación nacional. Desde aquí declaro, solemnemente que respetaré los derechos de todos los chilenos. Pero también declaro y quiero que lo sepan definitivamente, que al llegar a la Moneda, y siendo el pueblo gobierno, cumpliremos el compromiso histórico que hemos contraído, de convertir en realidad el programa de la Unidad Popular.

Lo dije: no tenemos ni podríamos tener ningún propósito pequeño de venganza. sería disminuir la victoria alcanzada. Pero, si no tenemos un pequeño propósito de venganza, de ninguna manera, vamos a claudicar, a comerciar el programa de la Unidad Popular, que fue la bandera del primer gobierno auténticamente democrático, popular, nacional, y revolucionario de la historia de Chile.

Dije y debo repetirlo: si la victoria no era fácil, difícil será consolidar nuestro triunfo y construir la nueva sociedad, la nueva convivencia social, la nueva moral y la nueva patria.

Pero yo sé que ustedes, que hicieron posible que el pueblo sea mañana gobierno, tendrán la responsabilidad histórica de realizar lo que Chile anhela para convertir a nuestra patria en un país señero en el progreso, en la justicia social, en los derechos de cada hombre, de cada mujer, de cada joven de nuestra tierra.

Hemos triunfado para derrocar definitivamente la explotación imperialista, para terminar con los monopolios, para hacer una profunda reforma agraria, para controlar el comercio de exportación e importación, para nacionalizar, en fin, el crédito, pilares todos que harán factible el progreso de Chile, creando el capital social que impulsará nuestro desarrollo.

Por eso, esta noche que pertenece a la Historia, en este momento de júbilo, yo expreso mi emocionado reconocimiento a los hombres y mujeres, a los militantes de los partidos populares e integrantes de las fuerzas sociales que hicieron posible esta victoria que tiene proyecciones más allá de las fronteras de la propia patria. Para los que estén en la pampa o en la estepa, para los que me escuchan en el litoral, para los que laboran en la precordillera, para la simple dueña de casa, para el catedrático universitario, para el joven estudiante, el pequeño comerciante o industrial, para el hombre y la mujer de Chile para el joven de la tierra nuestra, para todos ellos, el compromiso que yo contraigo ante mi conciencia y ante el pueblo -actor fundamental de esta victoria- es ser auténticamente leal en la gran tarea común y colectiva. Lo he dicho: mi único anhelo es ser para ustedes el Compañero presidente.

Chile abre un camino que otros pueblos de América y del mundo podrán seguir. La fuerza vital de la unidad romperá los diques de la dictadura y abrirá el cauce para que los pueblos puedan ser libres y puedan construir su propio destino.

Somos lo suficientemente responsables para comprender que cada país y cada nación tiene sus propios problemas, su propia historia y su propia realidad. Y frente a esa realidad serán los dirigentes políticos de esos pueblos los que adecuarán la táctica que deberá adoptarse.

Nosotros sólo queremos tener las mejores relaciones políticas, culturales, económicas, con todos los países del mundo. Sólo pedimos que respeten -tendrá que ser así- el derecho del pueblo de Chile de haberse dado el gobierno de la Unidad Popular.

Somos y seremos respetuosos de la autodeterminación y de la no intervención. Ello no significará acallar nuestra adhesión solidaria con los pueblos que luchan por su independencia económica y por dignificar la vida del hombre.

Sólo quiero señalar ante la historia el hecho trascendental que ustedes han realizado, derrotando la soberbia del dinero, la presión y amenaza, la información deformada, la campaña del terror, de la insidia y la maldad. Cuando un pueblo ha sido capaz de esto, será capaz también de comprender que sólo trabajando más y produciendo más podremos hacer que Chile progrese y que el hombre y la mujer de nuestra tierra, la pareja humana, tengan derecho auténtico al trabajo, a la vivienda, a la salud, a la educación, al descanso, a la cultura y a la recreación, juntos, con el esfuerzo de ustedes vamos a hacer un gobierno revolucionario.

La revolución no implica destruir sino construir, no implica arrasar sino edificar; y el pueblo chileno está preparado para esa gran tarea en esa hora trascendente de nuestra vida.

Compañeras y compañeros, amigas y amigos: Cómo hubiera deseado que los medios materiales de comunicación me hubieran permitido hablar más largamente con ustedes y que cada uno hubiera oído mis palabras, húmedas de emoción, pero a la vez firmes en la convicción de la gran responsabilidad que todos tenemos y que yo asumo plenamente.

Yo les pido que esta manifestación sin precedentes se convierta en la demostración de la conciencia de un pueblo. Ustedes se retirarán a sus casas sin que haya el menor asomo de una provocación y sin dejarse provocar. El pueblo sabe que sus problemas no se solucionan rompiendo vidrios o golpeando un automóvil. Y aquéllos que dijeron que el día de mañana los disturbios iban a caracterizar nuestra victoria, se encontrarán con la conciencia y la responsabilidad de ustedes. Irán a sus trabajos, mañana o el lunes, alegres y cantando; cantando la victoria tan legítimamente alcanzada y cantando al futuro. Con las manos callosas del pueblo, las tiernas manos de la mujer y la sonrisa del niño, haremos posible la gran tarea que sólo un sueño responsable podrá realizar. El hecho de que estemos esperanzados y felices, no significa que nosotros vayamos a descuidar la vigilancia: el pueblo, este fin de semana, tomará por el talle a la patria y bailaremos desde Arica a Magallanes, y desde la cordillera al mar, una gran cueca, como símbolo de la alegría sana de nuestra vida.

Pero al mismo tiempo mantendremos nuestros comités de acción popular, en actitud vigilante, en actitud responsable, para estar dispuestos a responder a un llamado -si es necesario- que haga el comando de la Unidad Popular.

Llamado para que los comités de empresas, de fábricas, de hospitales, en las juntas de vecinos, en los barrios y en las poblaciones proletarias, vayan estudiando los problemas y las soluciones; porque presurosamente tendremos que poner en marcha el país. Yo tengo fe, profunda fe, en la honradez, en la conducta heroica de cada hombre y de cada mujer que hizo posible esta victoria. Vamos a trabajar más. Vamos a producir más. Este triunfo debemos tributarlo en homenaje a los que cayeron en las luchas sociales y regaron con su sangre la fértil semilla de la revolución chilena que vamos a realizar.

Quiero antes de terminar, y es honesto hacerlo así, reconocer que el gobierno entregó las cifras y los datos de acuerdo con los resultados electorales. Quiero reconocer que el jefe de plaza, General Camilo Valenzuela, autorizó este acto, acto multitudinario, en la convicción y certeza que yo le diera de que el pueblo se congregaría, como está aquí en actitud responsable, sabiendo que ha conquistado el derecho a ser respetado en su victoria, el pueblo que sabe que entrará conmigo a La Moneda el 4 de noviembre de este año.

Quiero destacar que nuestros adversarios de la Democracia cristiana han reconocido en una declaración, la victoria popular. No le vamos a pedir a la derecha que lo haga. No lo necesitamos. No tenemos ningún ánimo pequeño en contra de ella. Pero ella no será jamás capaz de reconocer la grandeza que tiene el pueblo en sus luchas, nacida de su dolor y de su esperanza.

Nunca como ahora, sentí el calor humano; y nunca como ahora la canción nacional tuvo para ustedes como para mí tanto y tan profundo significado. En nuestro discurso lo dijimos: somos los herederos de los padres de la patria y juntos haremos la segunda independencia: la independencia económica de Chile.

Les digo que se vayan a sus casas con la alegría sana de la limpia victoria alcanzada. Esta noche, cuando acaricien a sus hijos, cuando busquen el descanso, piensen en el mañana duro que tendremos por delante, cuando tengamos que poner más pasión, más cariño, para hacer cada vez más grande a Chile, y cada vez más justa la vida en nuestra patria.

Gracias, gracias, compañeras. Gracias, gracias, compañeros. Lo mejor que tengo me lo dió mi partido, la unidad de los trabajadores y la Unidad Popular.

A la lealtad de ustedes, responderé con la lealtad de un gobernante del pueblo, con la lealtad del compañero Presidente."