2 AÑOS DE AUSENCIA
Hace dos años se nos fue un gran poeta y amigo, César Gutiérrez.
Venía escapando de la soledad, del frío, de la nostalgia, de la insensatez del mundo. Acudía cada tarde al Negro Bueno o a la picá del 12 1/2, para recordar que estaba vivo y que era necesario para el mundo, hasta completar la semana y sentarse en las mesas del Surdistán, todos los jueves, con el colectivo de poetas de La Florida.
Sacaba sus apuntes o recitaba de memoria algunos pasajes de sus letras, convidando a cada uno de los asistentes a adentarse en su mirada y en la vida que existía detrás de cada de sus páginas, llenas de tiempo, de memoria, de olvidos, de asombro.
Persiguiendo a la vida o escapando de la muerte. Lo cierto es que ésta última le encontró en medio del frío de una madrugada cualquiera para adentrarlo en sus misterios y adelantarnos el tranco.
Sus años, llenos de juventud y vitalidad, nos enseñaron más de alguna cosa sobre poesía y más aún sobre humanidad, sobre locura, sobre amistad.
César Gutiérrez no tuvo lumbreras ni nominaciones, simplemente algún reconocimiento de su lugar de trabajo cuando a alguien se le ocurrió hacer una publicación de "artistas de algunas reparticiones públicas".
Acompañado de un piano y algunos borradores, un par de libros publicados y otros tantos en carpeta, nos sigue observando desde la profundidad de la noche, aplaudiendo desde un rincón del bar de la ocasión.
Hasta siempre compañero poeta.
BAILE
Duele el tango de bandoneón, sudor y piernas,
uva fecundada: vino tinto.
Mano de nácar,
se excita el aire.
Bolero casi inmóvil apretando el vientre,
las quijadas crujen,
muda oración.
Y si la vela no arde, se romperá el abrazo.
Caminaremos.
Que el baile aguarde en un rincón de tablas,
triunfo de arena.
ACCIDENTE FERROAÉREO
Se ha descarrilado el tren.
Destino: Luna.
Se topó con un ventarrón galáctico
oculto por una nebulosa.
El maquinista no vio la cola del cometa
ni la roca encendiéndose.
Se había dejado llevar por el rayo blanquecino,
fumando, tranquilo, el cigarrillo de cielo.
Los pasajeros, comiendo huevos duros
y tortillas de rescoldo,
salieron despedidos en direcciones diversas.
Los más entraron en órbita terrestre,
algunos quedaron flotando alrededor de la luna,
los menos llegaron a Marte y a Venus,
pereciendo por la diferencia de horarios.
Los tripulantes, incluyendo al fogonero de sol,
se aferraron a la desesperanza del último vuelo.
Montaron en fierros
y se fueron galopando sin destino.
Desapareció el rayo de plata,
dando paso a la mañana.
SAGRADO
La húmeda oquedad
erecta mi lengua.
Penetro tus sales de saliva.
Se escucha el grito azul del mar.
Tu oído recibe mi canción
en vino y libido.
El caracol continúa dibujando
su camino de plata.
En medio de las piernas,
tu oscura flor
espera mi mano
abriendo los misterios.
Nos llenaremos
de secreciones
sagradas.
DESNUDEZ
El anillo de plata no vuelve tu dedo más rosado
ni los diamantes ni los zafiros.
El oro colgando de los lóbulos
no hace tu oreja más misteriosa
con sus huellas de caracol extraviado.
No existe joya que se compare
a tu cuello desnudo,
su cabello suelto,
el gracioso pubis despeinado.
Si quieres adornarte hazlo con la flor del cerro,
la luz de la luna
o el aliento de los pinos.
LIBERACION
La cadena rota liberó los sueños
Una rama quemada hizo humo el postrer vestigio
La llovizna lenta no alcanzó a tocar la tierra
Se carbonizó mi voz en monodias lastimeras
Mi cuerpo ardió de sal y piedras.
Seguí a un hada
que regalaba bengalas a su paso,
estrellas en su vuelo
y mariposas de mar.
Se perdió en el bosque encantado.
Esperaba su alborada
Con cantos de tierra y árbol.
MUERTE Y RESURRECCION
¿Recuerdas mi cuerpo tendido en la cárcel de tierra?
Una flor nació rompiendo la losa.
ALGUNA VEZ TRISTEZA
Se mueven tus alas, pez dorado
¿Y tú, petunia, por qué no quemas si eres sol?
¡Cómo duele el alba sin colores!
y los barcos encallados no se quejan de tanta soledad.
Nube pequeña, deshecha al nacer.
Islote inerme en eterno desgarro.
Canto naufragado, te alzas para decir: no he muerto.
Las notas van, se hunden.
No existe oído que se abra ante la fuente.
Cielo negro:
soy engendro de la nada,
desconozco mi raíz,
tal vez mar o pozo muerto.
Sigo marchito, ignorado,
caminando por este suelo de piedra.
Mis lágrimas perforan el recuerdo de otros mundos.
Huiré de las hiedras que no entiendo,
de hienas y estiércol.
¿Dónde voy?
¿Dónde llego?
Alguna voz olvidada me dice: asciende.
ANCIANA
La anciana sin rostro fuma su pipa de alguna vez
volando las cenizas de amapolas y huesos.
Su último beso se perdió hace mucho
en muerte de horizontes
y esa respiración muda trepó por cielos anclados de olvido.
Hay un arrepentimiento en la calle del alma,
el tren se detiene:
nada encuentra, continúa.
Naufragio de arrugas y venas,
abandonas tu piel en la sombra.
La tierra acogerá los despojos,
no habrá flores.
UNA MIRADA EN LA NOCHE
Adrenalina:
rabia y harina.
El mendigo pisa pan,
luego come.
Hamburguesa:
hambre y cerveza,
el pobre vacila,
la espuma resbala.
Loco y perro:
el demente cojea,
el can tiene pulgas:
se besan.
Una mirada en la noche:
frío,
harapos y desechos.
FINAL
Cuando la última nube se deshaga en la lluvia inútil
La tierra se canse de girar
Los soles no iluminen
Las lunas dejen de cantar sus voces blancas
Habrá llegado el momento de levantarse en almas.
César Gutiérrez.
1 Comments:
que buen homenaje para quien estuvo con nosotros en el surdistan.agrgue esto al blog del geopoetico y a plaza de las letras.por mi parte escribire unas pequeñas lineas y se la dedicare a la memoria el cesar.
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